l Ayuntamiento amortizará las plazas que vayan quedando vacantes hasta 2015
Imagínelo de forma visual, imagine que contempla desde lo alto a miles de personas, quietas, de pie, sobre fondo blanco, mirándole. Son la gente que mantiene la ciudad en marcha: policías, taquígrafos, conductores de autobús, ordenanzas, trabajadores sociales, bomberos, técnicos sanitarios de ambulancia, agentes de movilidad, bibliotecarios... miles de funcionarios, alrededor de 27.000, que realizan tareas más o menos visibles a cuenta del Ayuntamiento de Madrid
En 2010, de esa fotografía desaparecieron 1.648 personas, cerca del 6%. No fueron despedidas, ojo, algunas se han jubilado, otras han elegido otro trabajo, otro destino. Pero todas han cogido la puerta y han desaparecido de esa imagen. Pues bien, de enero a marzo de 2011 se han ido 322 personas más, que tampoco serán sustituidas. El Ayuntamiento, acuciado por sus estrecheces económicas, ha decidido amortizar esos puestos de trabajo, es decir, hacerlos desaparecer.
De esta forma, ahorra. En los cinco primeros meses del año, 16 millones de euros en concepto de gastos de personal, aunque esa cifra no se debe solo a los puestos eliminados (que ahorrarían unos cuatro millones), sino también a la bajada de sueldos de 2010 o a la reducción de horas extraordinarias, por ejemplo. En conjunto, el Ayuntamiento ha rebajado un 3,6% su gasto en nóminas.
A eso se suma además un recorte de 5,5 millones por la última reestructuración administrativa, que eliminó 15 altos cargos (de un total de 123) y 62 asesores. Ese dinero, el concejal de Hacienda, Juan Bravo, prefiere no contarlo como ahorro, sino guardárselo como "colchón" para una hipotética actualización del sueldo de los funcionarios en 2012, tras la rebaja de 2010 y la congelación actual.
Volvamos a la fotografía de esas miles de personas sobre fondo blanco. Si se fija bien, también verá que hay sillas vacías a su lado, miles de ellas. Son puestos de trabajo que podrían existir pero no existen porque no está previsto en el presupuesto el sueldo que habrían de cobrar sus ocupantes. Están vacías, sí, pero las sillas están ahí, y probablemente haya alguien que cada día le pida a otra persona con algo más de poder que siente a un nuevo empleado en ellas, que hacen falta, que están agobiados de trabajo o ha surgido una nueva necesidad. Bueno, pues ya pueden olvidarse. El Ayuntamiento ha decidido eliminar esas sillas, en concreto 2.995 plazas sin asignación presupuestaria que desaparecen, y con ellas la expectativa de cobertura que generaban. Es un ahorro quimérico, pero también está cuantificado: 134 millones que ya no existe el riesgo de gastar.
Su intención es mantener esta política hasta 2015. Los puestos vacantes se amortizarán, a un ritmo medio de 30 o 35 al mes, entre 350 y 450 al año (aunque en ocasiones pueden ser hasta 600). En 2010 se limpiaron todas las vacantes sin cubrir acumuladas en ejercicios anteriores. En total, entre 2010 y 2015 pueden desaparecer por este sistema de 3.000 a 4.000 plazas. En la fotografía cada vez habrá menos gente.
¿Y el trabajo que hacían esas personas? ¿Acaso no era necesario? ¿Nadie lo va a echar en falta? ¿O serán sus compañeros los que tengan que esforzarse el doble para cubrir la ausencia?
Pues depende.
Para UPyD, este recorte "es la prueba" de que la plantilla municipal está "sobredimensionada". Así lo explicó ayer el concejal Mariano Palacios, que abogó en cualquier caso porque "no se vaya la mano" en los recortes y se termine por afectar al ciudadano. En esa línea ahondó también Jorge García Castaño, de IU, que teme que esta "destrucción de empleo público" pueda afectar a la prestación de servicios. Noelia Martínez, del PSOE, señaló que el ajuste no debería realizarse "porque no se pueda pagar" a los empleados públicos, sino "con la ambición de ofrecer mejor servicio".
Luis Miguel López Reillo, responsable municipal de UGT, no cree que la plantilla esté hinchada, todo lo contrario; en su opinión los recortes "van a repercutir en el servicio al ciudadano". Considera que la no renovación de plazas ha dejado ateridos a policías y bomberos, por ejemplo; y en otras áreas, donde había antes cuatro trabajadores ahora hay dos que tienen que trabajar el doble, añade. Solo el SAMUR y los servicios sociales parecen escapar de esta precariedad de recursos (en el último caso, por la oposición en marcha para 200 trabajadores, explica).
En opinión de Bravo, "redimensionar la plantilla ahora no significa que antes se estuviera derrochando". Para el concejal de Hacienda, el incremento de personal de los últimos ocho años se explica por la creación de nuevos servicios, que implican más costes y plantilla, un proceso "al que ahora hay que echar el freno por la crisis". Citó como ejemplo la incorporación de trabajadores sociales, o la de archiveros y bibliotecarios.
¿Afectará la reducción de plazas a estos nuevos servicios? En principio, no. Porque la amortización de puestos de trabajo no se produce en términos absolutos, es decir, no desaparecen todas las plazas que quedan vacantes.
Algunas sí se cubren. Por ejemplo, entre las 322 eliminadas de enero a mayo hay 49 puestos en Movilidad, 48 de auxiliar administrativo y 28 de ordenanzas. Esos desaparecen. Pero luego hay 20 plazas de trabajador social o cinco de bibliotecario que podrían desaparecer pero sí se mantienen.
Así, el Ayuntamiento aplica cierta intención a la amortización de plazas: no reduce todo lo que puede, sino que mantiene algunos servicios que por su naturaleza social o dotación de plantilla no admiten recortes en este momento. Pero en general, los gastos de personal se mantendrán lo más acotados posibles.
Así, por ejemplo, ni este año ni el que viene se convocarán oposiciones a policía municipal. Y como la construcción de nuevo equipamiento está completamente paralizada, tampoco habrá que dotarlo con más plantilla, aumentando así el gasto corriente.
A esta política, que se mantendrá hasta 2015, se le unirá progresivamente otra estrategia que ya aparecía bosquejada en el programa electoral del PP: formar a los empleados para reforzar su movilidad, de manera que se pueda trasladar personal de un área de trabajo donde las condiciones actuales lo hacen menos necesario a otra donde lo son más.
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